Una mirada cercana y compasiva para gestionar el estrés desde lo humano
Yesica Alejandra Villegas Valencia
Psicóloga – Inspiradora de Vida
El estrés no es tu enemigo. Es una emoción que, aunque incómoda, tiene algo que decirte. Y aunque a veces parezca que solo viene a incomodar, también puede ser una puerta hacia el autoconocimiento, la transformación y el cuidado de ti mismo.
Hoy queremos hablarte desde un lugar real, sin fórmulas mágicas ni recetas perfectas. Porque el estrés no se elimina con un botón, pero sí se puede gestionar con conciencia, amor propio y herramientas que te ayuden a sentirte más en equilibrio.
Cuando el cuerpo habla antes que tú
A veces, el cuerpo es el primero en levantar la mano. Tensión muscular, dolores de cabeza, problemas digestivos, insomnio, sudoración, temblores sin razón aparente… son formas en las que el estrés físico se manifiesta. Es como si tu cuerpo dijera: “¡Ey! Algo no está bien”.
Y no es solo físico. El estrés también se cuela en tus pensamientos, en tus emociones. Ansiedad, frustración, pensamientos repetitivos, dificultad para concentrarte, cambios de ánimo. Todo eso también es estrés. Y no, no estás exagerando.
Cuando la mente se llena y el corazón se cierra
El estrés emocional puede hacerte sentir que no puedes más. Que estás haciendo mucho, pero nada es suficiente. Que no sabes por dónde empezar. Que todo pesa, sientes la desesperanza de no poder, el sentirte agobiado, frustración al sentir que tu potencial está limitado, pensamientos persistentes o la preocupación excesiva, incluso dificultades de concentración en una actividad o tarea. Todo esto puede afectar nuestro estado de ánimo, sentimientos de rabia, impotencia, frustración, llevándonos a sobre pensar cada cosa que sucede.
Y cuando eso pasa, nos alejamos de los demás. Nos cuesta hablar, conectar, incluso con nosotros mismos. El estrés social y espiritual nos desconecta de lo que somos, de lo que creemos, de lo que nos da sentido.
El estrés también se siente en el bolsillo
Sí, el estrés financiero también existe. Las cuentas, el trabajo, la incertidumbre económica… todo eso genera una carga que no siempre se ve, pero que se siente. Y mucho.
Los problemas financieros generan tensión y preocupación constante; puede volverse agotador y llevar a un desequilibrio emocional y físico, incluso la irritabilidad aparece sin control, generando dificultades con quienes están a nuestro alrededor.
Cuando el estrés se instala en nuestra vida, también puede nublar nuestra claridad mental, especialmente en lo financiero. En medio de la presión, la ansiedad y la urgencia por resolver, es más probable que tomemos decisiones económicas impulsivas o poco acertadas: gastar sin planificar, endeudarnos innecesariamente o postergar pagos importantes. El estrés no solo afecta nuestra tranquilidad, sino que también puede llevarnos a actuar desde el miedo en lugar de actuar desde la estrategia. Por eso, reconocer cómo nos sentimos antes de tomar decisiones económicas es un acto de autocuidado y responsabilidad con nuestro bienestar.
¿Y si el estrés también tuviera algo que enseñarte?
Aunque suene raro, el estrés también ha sido parte de nuestra evolución. Nos ha ayudado a adaptarnos, a sobrevivir, a reaccionar. Pero cuando se vuelve constante, cuando se instala sin invitación, necesitamos aprender a gestionarlo. No para eliminarlo, sino para transformarlo en algo que nos enseñe, que nos conecte, que nos cuide.
¿Qué puedes hacer cuando el estrés te visita?
No hay una única forma. Pero sí hay caminos. Aquí te compartimos algunos que pueden ayudarte:
- Respira Conscientemente. No como un consejo cliché, sino como un acto de presencia. Respirar conscientemente es recordarte que estás aquí. Tomate unos minutos de tu día para respirar lento y profundamente, inhalando por la nariz, sosteniendo ese aire por unos segundos y exhalando por la boca, repitiendo este ejercicio en varios momentos podemos generar un equilibrio en nuestra mente y cuerpo.
- Muévete.. Haz Ejercicio . No para rendir más, sino para liberar. Al realizar actividad física nuestro cuerpo está liberando endorfinas, ayudándonos a liberar el estrés, Caminar, bailar, hacer yoga, estirarte o cualquier otra actividad que sea del disfrute personal y te hagan sentir cómodo/a.
- Cuídate. Dedica tiempo para hacer aquellas cosas que te hacen sentir bien, como escuchar música, leer, tomar un baño relajante, cocinar algo delicioso, implementar estrategias de autocuidado personal como ir al médico, psicólogo… ¡Recuerda que cuando cuidas de ti estás trabajando en tu crecimiento personal y eso te ayuda a reducir el estrés!
- Organiza tu tiempo. Planificar y establecer tus prioridades te ayuda a tener una mayor estructura, gestionando mejor el tiempo e incluso reduciendo la ansiedad y estrés que pueden ocasionar cuando no tenemos claridad.
- Duerme y aliméntate bien. Al garantizar estos dos componentes estamos contribuyendo a equilibrar nuestro organismo y a disminuir la susceptibilidad
Acompañarte también es una forma de sanar
A veces, lo más valiente que puedes hacer es permitirte sentir. Hablar con alguien. Pedir ayuda. Resignificar lo que estás viviendo.
En Otro Rumbo Fundación creemos que el estrés no tiene que ser una carga que lleves solo. Estamos aquí para acompañarte, sin juicios, con escucha, con herramientas reales y con la certeza de que cada paso hacia ti es un paso hacia una vida más consciente.
Tu salud mental importa. No es un lujo, es la base para construir una vida con propósito.
Y si estás leyendo esto, ya empezaste.
Ahora, solo queda dar el siguiente paso.
Te esperamos.
¿Quieres aprender más?
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